El cazador de loros y el ermitaño

Un dia, un cazador de loros tendió su red en las proximidades de una ermita. El ermitaño que vivía allí vió cómo el cazador atrapaba más de veinte loros. En tono de reproche le dijo: "¿No escuchas cómo los pobres animales torturados gritan? Ellos están acostumbrados a vivir en libertad! Cómo puedes ser capaz de producirles semejante angustia?” El cazador respondió: "Yo los cazo para venderlos, así gano mi sustento y el de mi familia.” “No puedes ganar tu dinero de otra forma?” “No he aprendido nada más” "¿Y cuánto recibes por esos pobres animales?" El cazador nombró la suma. "Muy bien", dijo el ermitaño, "Hasta hace poco estuvieron unos discípulos aquí conmigo, ellos me dejaron exactamente esa cantidad de dinero. Si dejas a las aves en libertad, te lo daré. ¿Cuánto tiempo puedes alimentar a tu familia con ese dinero?” “Pues me alcanzaría para un mes.” "Bien. Te lo daré y tú me prometes que durante un mes no vas a cazar loros ". “Trato hecho” "Una cosa aún”, dijo el ermitaño: “me gustaría quedarme con dos de los loros en mi choza." "Pues claro.“ El ermitaño le dio el dinero al cazador y todas las aves fueron puestas en libertad, menos dos. . En su choza, el ermitaño enseñó a los loros a repetir: “Ahi viene el cazador con su trampa, no te dejes atrapar, escapa!” Después de dos semanas, los pájaros podían repetir la frase perfectamente, y tanto les gustaba que graznaban sin parar: “Ahi viene el cazador con su trampa, no te dejes atrapar, escapa!” "Excelente", se dijo el ermitaño, "a éstos les he enseñado bien. Ahora los dejaré en libertad en el bosque y ellos serán los gurús de los otros loros". Y así hizo. Felices volaron los loros a donde sus hermanas y hermanos, tías y tíos, primos y primos, y comenzaron a contarles: “Ahi viene el cazador con su trampa, no te dejes atrapar, escapa!” … y dos semanas más tarde resonaba por todo el bosque ““Ahi viene el cazador con su trampa, no te dejes atrapar, escapa!” Pasado un mes, el cazador regresó con su red! Al escuchar la horrible gritería de los loros, pensó: "Vaya pasada que me ha jugado el ermitaño. Ahora probablemente nunca más atraparé un loro aquí.” Pero luego pensó:" Bueno, cuando uno le enseña algo a la gente, siempre hay quien no quiere aprender, o quien no entiende lo que se enseña, o quien olvida lo aprendido. Ahora que he venido de tan lejos… voy a extender la red y esperaré a ver qué sucede.” Así hizo y, pensando que tendría que esperar largo tiempo para atrapar quizás dos o tres loros, se echó a dormir la siesta. Media hora más tarde, el alboroto y la gritería de los pájaros lo despertaron: “Ahi viene el cazador con su trampa, no te dejes atrapar, escapa!” "Ya", pensó, "ahora han visto la red y por eso gritan más fuerte aún. Mejor empaco mis cosas y desaparezco rápido de aqui; cazar en este bosque me será imposible para siempre.” Fue hasta la red para recogerla y… qué vio? Cientos de loros habían caído en ella, gritando: “Ahi viene el cazador con su trampa, no te dejes atrapar, escapa!”
E-mail me when people leave their comments –

You need to be a member of Yoga Vidya International - Yoga, Meditation and Spirituality to add comments!

Join Yoga Vidya International - Yoga, Meditation and Spirituality